La IA tiene hambreGoogle elige el menú nuclear

Los centros de datos triplicarán su consumo energético en 2030. La respuesta de Google: pequeños reactores nucleares para alimentarlos que podrían revolucionar la industria tech.

02 | Noviembre | 2024

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Mientras observamos el desarrollo vertiginoso de la inteligencia artificial, no tenemos que perder de vista cómo esta tecnología está transformando el panorama energético mundial. El reciente acuerdo entre Google y Kairos Power es algo para estar atentos: por primera vez, una empresa se compromete a comprar energía de múltiples reactores nucleares pequeños y modulares (SMR).

Pero aclaremos algo fundamental: Google no está comprando reactores nucleares. Lo que ha hecho es mucho más inteligente: ha firmado un acuerdo para adquirir 500 megavatios de energía limpia y constante, producida por entre seis y siete reactores SMR. Esta energía alimentará sus centros de datos 24/7, especialmente aquellos dedicados a la vorágine computacional que representa la IA.

Los Reactores Modulares Pequeños (SMR) representan una revolución en miniatura del mundo nuclear que está tomando forma concreta en Estados Unidos. Imagina un reactor nuclear tradicional, pero reducido a la escala de un edificio de oficinas y tan versátil que puede construirse como si fuera un juego de LEGO gigante. A diferencia de sus primos mayores, estas pequeñas maravillas generan entre 10 y 300 megavatios de energía -suficiente para alimentar desde una ciudad pequeña hasta un gran centro de datos- y utilizan un ingenioso sistema de refrigeración basado en sal fundida que los hace más seguros y eficientes que nunca. El primer gran hito regulatorio se alcanzó en diciembre de 2023, cuando la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) otorgó un permiso de construcción a Kairos Power para el reactor de demostración Hermes.

Lo verdaderamente revolucionario de los SMR es su capacidad de producción en serie y en forma modular. Esta innovación ha captado la atención del Departamento de Energía estadounidense, pero el interés no es solo gubernamental: otros gigantes tecnológicos Amazon están apostando fuerte por esta tecnología, con planes concretos para implementar SMR a partir de 2030. Sin embargo, el camino no está exento de desafíos: mientras países como China y Rusia ya tienen reactores modulares operativos, en Estados Unidos la industria aún debe demostrar su viabilidad económica y superar rigurosos procesos regulatorios. Es como tener una central nuclear a la carta, donde la promesa de un futuro energético más limpio y flexible se encuentra con los desafíos del presente.

La magnitud de este acuerdo es impresionante. Para 2030, cuando el primer reactor esté operativo, Google tendrá acceso a una fuente de energía que no solo es limpia, sino también confiable. Y esto es solo el comienzo, ya que se planean más unidades hasta 2035.

Esta movida no es casualidad. Los números hablan por sí solos: se estima que el consumo eléctrico de los centros de datos se triplicará entre 2023 y 2030, necesitando 47 gigavatios adicionales de capacidad. Para ponerlo en perspectiva, eso equivale a la energía que consumen varias ciudades grandes.

Como dijimos el movimiento de Google no está aislado. Amazon también ha puesto sus ojos en esta tecnología, con planes para desarrollar SMR que podrían generar hasta 960 megavatios. Es una tendencia que marca el camino hacia donde se dirige la industria tecnológica.

La realidad es que la IA tiene hambre, mucha hambre de energía. Cada vez que entrenamos un modelo grande de lenguaje, cada vez que procesamos millones de datos, cada vez que ejecutamos algoritmos complejos, estamos consumiendo cantidades masivas de electricidad. Y esta hambre solo aumentará con el tiempo.

El acuerdo de Google con Kairos Power representa más que una simple transacción comercial: es un vistazo al futuro de cómo alimentaremos la revolución de la IA. Un futuro donde la energía nuclear, en su forma más moderna y segura, podría ser la clave para sostener nuestro apetito tecnológico sin comprometer nuestro compromiso con el medio ambiente.

La próxima década será crucial para ver cómo se desarrolla esta apuesta. Mientras tanto, cada vez que interactuamos con una IA, estamos siendo testigos de una transformación energética que está ocurriendo en silencio, pero que está cambiando fundamentalmente la forma en que alimentamos nuestro futuro digital.