El Misterio 'The Velvet Sundown'Cuando la Música va dejando de ser humana

¿Qué pasará cuando la Inteligencia Artificial haga música indistinguible de la humana? Esta realidad ya está a la vuelta de la esquina. ¿Será música sin alma, o para nosotros, como oyentes, el origen dejará de importar?

05 | Julio | 2025

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Una noticia reciente me llevó a la pregunta: ¿qué pasaría si esa canción que te atrapa, esa armonía que te llega y el ritmo que te hace bailar ya no fueran obra de un alma humana? Y no, esto ya casi está; la Inteligencia Artificial está a punto de generar música tan indistinguible de la creación humana que apenas notaremos la diferencia. Como siempre con la IA, la fascinación y el miedo van de la mano. La noticia de The Velvet Sundown, una banda tan misteriosa que está arrasando en Spotify sin dejar rastro humano, nos hace pensar: ¿estamos presenciando el nacimiento de una música sin alma, y para nosotros, como oyentes, el origen dejará de importar? Este interrogante musical, es un punto de partida para mirar el futuro del arte y la creatividad.

¿Se queda sin alma la música si la hace un algoritmo?

Por mucho tiempo, para mí, la música ha sido un reflejo de la experiencia humana. La alegría, el dolor, el amor, la frustración: cada emoción se ha transformado en una partitura, una letra, una melodía. Pero hoy, con las herramientas de inteligencia artificial que componen sinfonías completas, temas pop pegadizos o paisajes sonoros complejos, la conversación sobre si la música es un reflejo del alma, o por lo menos de la experiencia íntima humana (si no creemos en la existencia del alma) se hace relevante y real.

Me planteo: ¿qué es lo que le da ese toque humano a una pieza musical? ¿Es la historia de su creador? ¿El esfuerzo en el estudio? ¿Las noches sin dormir buscando la perfección? Para muchos que valoran lo "clásico", la respuesta es un rotundo sí. Pero, ¿y la mayoría de nosotros? Vos y yo, inmersos en plataformas de streaming con millones de canciones al alcance... ¿importará realmente si la hizo un genio o una máquina inteligente? La industria musical, sin duda, ya experimenta, y mucho, con la IA para generar bandas sonoras, jingles y hasta canciones completas, diluyendo cada vez más esa barrera.

'The Velvet Sundown': la rompe en Spotify

Hay un ejemplo que, para mí, ilustra perfectamente este dilema y dio origen a estas palabras: el de The Velvet Sundown. Esta "banda" ha acumulado rápidamente cientos de miles de oyentes mensuales en Spotify (más de 350.000), una cifra que muchos artistas humanos envidiarían. Sin embargo, lo llamativo es la casi total ausencia de información sobre sus supuestos "miembros": no hay rastro de una presencia online real, sus fotos parecen generadas por IA, los créditos de las canciones son mínimos (solo mencionan a "The Velvet Sundown" para todo), ¡y hasta su biografía parece demasiado a algo escrito por ChatGPT!

Plataformas como Deezer ya han marcado su música como potencialmente creada por inteligencia artificial. Y el fenómeno de The Velvet Sundown, que aparece en playlists algorítmicas e incluso en listas temáticas donde su presencia no tiene sentido cronológico (como "Música de la Guerra de Vietnam"), siembra la duda: ¿Está Spotify promocionando activamente a "artistas" que no son personas? ¿El éxito en el streaming ahora mide más la eficiencia algorítmica que el impacto humano? Este caso es un fragmento del futuro que ya tenemos presente, donde la línea entre lo real y lo sintético se difumina con cada reproducción que escuchamos. Y sí, aunque podría considerar que es una jugada de marketing brillante de la propia plataforma para generar debate y que todos estemos hablando de “la banda”, me parece positivo que nos hace a reflexionar seriamente sobre la dirección del arte en general en el mundo digital dominado por las IA,

El artista fantasma:

Imaginemos un panorama que, me parece, ya está tomando forma: un artista con una imagen cuidadosamente construida, una historia de vida emotiva, unas redes sociales impecables... pero su música la crea íntegramente una IA a partir de unas pocas indicaciones. Ni compone, ni canta, quizás ni siquiera sabe tocar un instrumento. ¿Es "real" esa música? ¿Es ese un "artista auténtico"?

Ya vimos cosas así, con artistas que no cantaban o componían, pero a fin de cuenta si no eran ellos; siempre había otros humanos talentosos por detrás. La autenticidad siempre ha sido un pilar fundamental en la valoración del arte. Desde los trovadores medievales que narraban sus propias historias hasta los grandes compositores que volcaban su vida en sus obras, la conexión entre el creador y la creación era inquebrantable. Hoy, esa conexión podría volverse una fachada. ¿Es la historia personal lo que vende, más allá del acto creativo en sí? En la era de la inmediatez sin esfuerzo, cada ves es mas simple tener justo lo que quiero o creo querer, surja de donde surja.

El arte humano como un lujo. ¿Volvemos a la Edad Media?

Aquí es donde la situación se vuelve un poco más inquietante, y la reflexión se hace global y se extiende a todos los campos. Si la IA puede generar música de calidad indistinguible a bajo costo y en volumen ilimitado, ¿qué sucede con el valor del arte creado por personas? Podríamos estar dirigiéndonos hacia un futuro donde el arte hecho por humanos, con todo lo que implica de tiempo, talento y pasión, se convierta en un lujo.

Pensemos en la Edad Media: el acceso al arte (pintura, escultura, música) estaba restringido a la Iglesia, la nobleza y los mecenas adinerados. Las masas consumían formas de arte más populares y menos "auténticas" en el sentido de la autoría individual. ¿Será que la música y el arte "humano" volverán a ser un privilegio para unos pocos, los ricos y poderosos que puedan pagar por la "autenticidad" y por esas "imperfecciones" tan nuestras, mientras el resto del mundo nos conformamos con la perfección algorítmica generada en serie?.

La IA: ¿Amiga o enemiga de la creatividad?

¡Pero atención! También podemos buscarle el lado positivo, nunca antes había sido tan fácil crear música. Cualquiera, con una idea y unas pocas frases, puede dar vida a una canción, democratizando la capacidad de expresión. Ya no tengo que buscar la canción justa para dedicar a mi novia o a mi madre, puedo componerla yo. Y como mucho en un par de horas y con varios intentos y correcciones lograr que exprese justo lo que quiero decir. Y que suene tan bien como cualquier canción. Esto es un avance asombroso que empodera a millones de personas que antes no tenían acceso a la formación o los recursos necesarios.

Pero, esta facilidad conlleva una contrapartida. ¿Qué pasa con los años de estudio, la disciplina, el dominar un instrumento, el aprender a componer? ¿Y qué sucede con la inspiración que nace del sentir profundo, de la felicidad extrema, de las experiencias de vida más crudas y reales? Esas "musas" que han guiado a los artistas a lo largo de la historia, ¿serán reemplazadas por programas y generadores de audio? La IA nos brinda el "cómo", pero ¿podrá alguna vez replicar el "por qué" o ese "sentir" que impulsa a un artista a crear?.

La promesa de la IA en la música es tan increíble como su potencial para transformar todo, y eso es lo que me fascina y me preocupa a la vez. Estamos, como siempre que analizamos la IA Generativa, en un punto crucial; donde la eficiencia se enfrenta a la esencia, la accesibilidad a la autenticidad y el consumo masivo al valor del arte único. La música, ese lenguaje universal del alma, me hace preguntarme: ¿Estamos listos para el sonido de un futuro que, quizás, no tenga corazón?